Abel, el hijo que agradó a Dios

Serie: Hijos de la Biblia, sus aciertos y desaciertos

Familia

¿Tiene usted una relación cercana con su hermano(a) o hermanos porque se llevan bien o tiene una relación distante? La historia de Abel, definitivamente está estrechamente ligada a la de su hermano Caín. Tanto Caín como Abel nacieron fuera del huerto, luego de la caída de sus padres. Por lo tanto, Adán y Eva fueron los dos únicos seres humanos que nacieron sin pecado, aparte de Jesús. Sin embargo, ellos no vivieron sin pecado, como fue el caso de Jesús. Por cuanto pecaron fueron expulsados del huerto. Así que Caín y Abel habían heredado la misma naturaleza pecaminosa de sus padres. Ambos eran igualmente pecadores. La caída de Adán había afectado a los dos por igual. Sin embargo, a la hora de presentarse ante Dios, ellos asumieron actitudes diametralmente opuestas. ¿Por qué a Dios le agradó y aceptó la ofenda de Abel, y no la de Caín? Esto se debió no sólo a la clase de ofrenda, sino también a la actitud y motivación del dador de la ofrenda. La ofrenda de Caín era el fruto de la tierra y de su trabajo. Dios había pronunciado maldición sobre la tierra, por consiguiente, no era una ofrenda adecuada para honrar y adorar a Dios. Con esa clase de ofrenda Caín no admitía que la tierra había sido maldita, ni reconocía que el pecado le había separado de Dios y que tenía que reconciliarse con él. Con esa ofrenda no aceptaba la necesidad de sacrificar un animal y derramar su sangre como sustituto del pecador. Por su parte, Abel escogió lo mejor de los primogénitos del rebaño. Con esta ofrenda de sacrificio Abel confesaba que el pecado le había separado de Dios y que necesitaba reconciliarse con él. En Hebreos 11:4 dice: "Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas". Abel fue un hijo que agradó a Dios con su ofrenda.

Si usted quiere ser un hijo que agrada a Dios, reconozca su pecado delante de él cada vez que le falle y pídale perdón. Luche por agradar a Dios y a su familia.

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