Isaac, el padre que transmitió la bendición a sus hijos

Serie: Padres de la Biblia, sus aciertos y desaciertos

Familia

Todas las personas deseamos que los demás nos acepten, aunque muchas veces digamos que no nos importa lo que otros opinen de nosotros. ¿Le parece correcta la anterior afirmación? Sin duda, anhelamos ser aceptados y ese deseo es más intenso cuando se trata de nuestros padres. La aprobación paterna o la falta de ella, posee un tremendo efecto en nuestras vidas, aun cuando por años no hayamos tenido un contacto regular con nuestros padres. Ahora bien, esta búsqueda de la bendición de nuestros padres no es un asunto nuevo. En realidad, tiene siglos de antigüedad. En el libro de Génesis, observamos que Isaac fue un padre que les transmitió la bendición a sus hijos. En Israel, la bendición paterna, sobre todo a la impartida poco antes de morir tenía mucha importancia. Como esta bendición era decisiva en el destino de aquel que la recibía, Isaac quería bendecir a Esaú, su hijo mayor e hijo preferido, pero Rebeca y Jacob su hijo preferido, se pusieron de acuerdo para tenderle una trampa al anciano y casi ciego Isaac; de manera que fuera Jacob quien recibiera la bendición y lo lograron. Cuando Esaú se dio cuenta que había perdido la bendición como primogénito, le preguntó a su padre: «¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío» (Génesis 27:38). Uno casi puede escuchar ese gemido de dolor de Esaú, el mismo gemido de muchas personas que no han recibido de sus padres la bendición con palabras de amor y aceptación.

Si usted es padre o madre de un bebé, sin duda le abraza y besa constantemente, así como a los niños preescolares. Pero si es padre o madre de un adolescente, recuerde que los jovencitos necesitan también que sus padres tengan un contacto físico significativo con ellos. Cuando un hijo o hija no recibe amor y aceptación a sus padres, queda sediento emocionalmente y se sentirá rechazados por los padres, al punto que esa falta de amor le puede conducir a los brazos de alguien que este deseoso de tocarles malintencionadamente. Demuéstreles amor a sus hijos por medio del contacto físico significativo, porque después de Dios, la familia es prioridad.

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