La importancia del perdón en la vida familiar

Serie: Vida Familiar

Familia

¿Alguna vez ha dicho la frase «yo perdono, pero no olvido? Si esa es su filosofía ¿cree que en realidad ha perdonado? A la mayoría de las personas se les hace difícil perdonar a alguien que les ha ofendido, incluso si son miembros de su propia familia. A aquellos que consideran que perdonar es difícil, debo recordarles que todo es difícil mientras no se haga un hábito en nosotros, después se hace fácil. De manera que el perdón es una virtud que se debe cultivar en cada familia. Cuando alguien en casa dijo o hizo algo que nos lastimó y reconoce su error en una actitud de arrepentimiento, buscando restaurar ese dañó: ya sea el cónyuge, un hijo, el padre, la madre, un hermano, la hermana, etc., debemos perdonarle. Tanto el que pide perdón como el que perdona buscan vivir en armonía y siendo que somos humanos con virtudes y defectos que nos equivocamos una y otra vez, debemos perdonar una y otra vez. Eso es lo que Jesús nos enseña en Mateo 18:21,22 que dice: «Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete». Por supuesto, Jesús no estaba hablando literalmente. No está diciendo que debemos perdonar 490 veces, sino que hablaba figuradamente, dando a entender que debemos perdonar todas las veces que sean necesarias. Recuerde que perdonar no es olvidar, porque no podemos borrar de nuestra mente los acontecimientos. Perdonar es no tomar en cuenta. Si por ejemplo alguien me robó, cuando yo lo veo; si lo he perdonado, aunque no puedo olvidar ese acto, no tomo en cuenta su pecado, no se lo recuerdo constantemente. Hago como que nada pasó. Eso es perdonar. Eso es lo que Dios hace con nosotros. Cada vez que nos arrepentimos, él perdona esos pecados y no los toma en cuenta.

Le doy un consejo práctico: Sé que nos cuesta sacar de nuestro corazón el enojo, la raíz de amargura, el deseo de venganza, las palabras que nos hirieron, pero debemos aprender a hacerlo porque si nosotros no perdonamos a quienes nos ofenden, la Biblia afirma que Dios no nos puede perdonar a nosotros. Hágalo porque después de Dios, su familia es prioridad.

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