Manejando la envidia

Serie: La familia y el manejo de las emociones negativas

Familia

¿Conoce usted el origen de la envidia? Según la Biblia, la envidia surge de Satanás, quien inicialmente era el más perfecto de todos los millones de ángeles creados por Dios mismo, ocupando un alto cargo jerárquico y siendo el protector del trono de Dios. Sin embargo, al observar la hermosura y la perfección de Dios, experimentó envidia y a causa de su rebelión fue echado de la presencia de Dios. El profeta Isaías nos relata en Isaías 14:13,14, la envidia experimentada por el diablo antes de ser lanzado a la tierra: “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. Satanás quiso ser como Dios, no conformándose con su posición y llenándose de envidia. Pretendió ser “semejante al Altísimo”. La envidia es entonces el deseo de tener algo que le pertenece a otra persona y que uno no tiene. Es muy diferente al deseo sano de progreso o de superación personal, ya que implica sentir enojo por el bien ajeno, deseando que a la persona a quien envidiamos, le vaya mal. De ese modo, podemos envidiar un bonito automóvil, un cuerpo espectacular, una casa maravillosa, una salud espectacular, un cargo jerárquico, un buen esposo, una mujer inteligente, el carácter grato de un amigo, etc. En el contexto del hogar, la envidia también hace su aparición si se lo permitimos. Los padres mismos cometen muchas veces de comparar a un hijo con otro, lo que provoca envidia en el niño regañado. Además, en un ambiente de competitividad y rivalidad entre hermanos, la envidia es frecuente. Muchas veces se envidia al hermano mayor o al menor, por gozar de ciertos privilegios o protección de los padres.

Por eso, le doy un consejo puntual: No permita que la envidia sea la emoción que destruya su vida. Más bien, destruya usted a la envidia. ¿Sabe qué le dijo un tomate a la lechuga? Te estás poniendo verde de envidia, al verme tan rojito… Usted no se ponga verde de envidia al ver prosperar a los demás, más bien póngase las pilas, póngase en acción y luche por alcanzar sus propias metas. Luche también por disfrutar de una vida saludable y una familia armoniosa.

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