No quiero a mis suegos
Pastor Víctor Súchite, ayúdeme. ¿Qué puedo hacer pues no quiero a mis suegros? Necesitamos mejorar nuestra relación.
Usted me hace una pregunta, yo le hago otra: ¿Del 1 al 10 cuánto ama usted a su suegro, cuánto ama a su suegra? Le hago esta pregunta porque el cristiano no debe odiar a nadie. Al contrario, debe amar a su prójimo, y los suegros son muy próximos o prójimos cercanos. Ahora bien, si usted admite que no ama a sus suegros, que no tiene una buena relación con ellos y que no les quiere ver ni en pintura, entonces es mejor que recordemos lo que nos relata Marcos 12:30,31 donde Jesús dijo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”. ¿Por qué le recomiendo que recuerde este pasaje? Porque acá Jesús nos enseña que el principal mandamiento es amar a Dios, lo cual implica hacer Su voluntad. Ahora bien, el segundo mandamiento que es muy semejante al primero, es amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Quiere decir, que, si no amamos a nuestros suegros, es porque no amamos a Dios, ni nos amamos a nosotros mismos, siendo que todo esto está entrelazado.
Por ello le doy un consejo práctico: Si usted tiene repulsión por sus suegros al punto que le da náusea verlos, revise en primer lugar cómo está su autoestima. Posiblemente usted rechaza a los demás porque se rechaza a sí mismo. Es decir, no puede amar a los demás, si no se ama a sí mismo. De manera que, sane su vida interior, sane cualquier enfermedad del alma. Aprenda a amarse a sí mismo y luego aprenda a amar a los demás, incluyendo a sus suegros. Tome la iniciativa, visite a sus suegros, invíteles a cenar, busque un acercamiento con ellos y sanen su relación. De este modo, la relación con su cónyuge también mejorará.