¿Se puede perdonar una infidelidad?

Pastor, por favor respóndame: ¿Se puede perdonar una infidelidad? ¿Cómo restaurar un matrimonio que ha sido afectado por el adulterio?

Por la manera en que usted formula sus preguntas, veo el interés de restaurar su relación matrimonial, que entiendo temporalmente está rota a causa de la infidelidad de su cónyuge. Ese es un elemento positivo, en medio de una situación triste y dolorosa. Lamentablemente su pregunta es muy común, me la han hecho en repetidas ocasiones en los talleres o seminarios para matrimonios que he impartido. Es que actualmente el 60% de los hombres y el 40% de las mujeres casadas, son infieles por lo menos una vez en sus vidas, a sus parejas. Esto ocurre con los matrimonios tanto dentro como fuera de la iglesia. De hecho, el adulterio es la principal causa de divorcios, dramas familiares, depresiones y hasta suicidios en un matrimonio.

En palabras simples adulterio es «la relación sexual ilícita entre una persona casada y otra que no es su cónyuge». Ahora bien, lo primero que hay que descubrir es si dicha unión física fue producto de un desliz o si es una relación que lleva cierto tiempo y donde además de la relación física hay una unión emocional y sentimental, lo que hace más complicado el cuadro.

Pero no es mi intención evadir la respuesta ni darle vueltas al asunto. Simplemente, es bueno aclarar ciertas cosas. Por supuesto, que se puede perdonar una infidelidad. La Biblia nos enseña de pasta a pasta que debemos perdonar. Mateo 6:15 es quizá el versículo más conocido al respecto. Sin embargo, tan grave es considerado por Dios el pecado de adulterio, que Jesús señala que la única razón válida para el divorcio es la fornicación (Mateo 19:9). Este es un término que, cuando se utiliza en el marco del matrimonio, significa adulterio. Bíblicamente el adulterio es considerado un pecado grave, porque rompe la santidad del hogar. Si para Dios, dos personas casadas constituyen una sola carne y uno de los dos miembros de la pareja, se enreda sexual y emocionalmente con alguien más, se está rompiendo esa unidad.

Por eso, es importante descubrir cuál fue la causa principal del adulterio: La pérdida de interés en el cónyuge, el poco tiempo que comparten juntos, la monotonía en la intimidad, etc. No obstante, aunque es importante analizar por qué ocurrió, más importante es admitir delante de Dios la causa de fondo: La dureza del corazón (Mateo 19:8).

Ahora bien, para que se pueda perdonar la infidelidad sexual y restaurar el matrimonio, se necesitan dos importantes elementos: 1. Que el cónyuge ofensor esté genuinamente arrepentido, lo que significa por un lado que esté dispuesto a romper definitivamente la relación con la persona con quien cometió pecado. Es decir, ha tomado la decisión de no llamar por teléfono, de no contactar personalmente, de no buscar a dicha persona. Por otro lado, el cónyuge ofensor está dispuesto a cambiar de actitud, a trabajar por mantener un matrimonio estable, sano y sólido, a sanar y fortalecer la relación. 2. El cónyuge ofendido, está dispuesto a perdonar a su pareja. A no sacarle en cara su falta, a tenerle paciencia, a darle la oportunidad de que pueda ganarse nuevamente su confianza, porque entiende que desea salvar su matrimonio, ya que el amor no es un sentimiento que muere de un día a otro y ama abiertamente a su pareja, quien además es en muchos casos el padre o la madre de sus hijos.

Por supuesto, si el asunto es reiterativo y ocurre no solo una sino varias veces, ya se trata de un modo de vida en donde se está abusando del cónyuge ofendido. En ese caso, el adúltero está actuando desvergonzadamente, ya que es un descarado(a) que no está arrepentido(a). Por lo tanto, el cónyuge ofendido tiene todo el derecho de divorciarse y rehacer su vida.

Pero cuando hay verdadero arrepentimiento, se puede perdonar la falta, se debe recuperar la confianza perdida y se debe trabajar día a día para restaurar y mantener sana la relación conyugal. No es nada fácil, pero tampoco es imposible cuando se tiene la buena voluntad de parte de ambos. Deseo que Dios bendiga y sane su matrimonio.

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