La infidelidad conyugal

Serie: Superando las crisis familiares

Familia

La infidelidad es una de las experiencias más dolorosas y amargas que se puede experimentar dentro de la relación matrimonial. ¿Está usted de acuerdo con esta afirmación? Los expertos si lo están, ya que la infidelidad conyugal es la principal causa de divorcios en nuestro mundo e incluso en algunas sociedades, justifican el asesinato por dicha razón. Obviamente, no estamos de acuerdo con dicha práctica. Pero sí estamos de acuerdo en que cuando surge una infidelidad todos pierden: La persona ofensora, la persona ofendida, la persona con la que se fue infiel, los hijos de la pareja, etc. Es decir, con la infidelidad surge una crisis personal que se convierte en crisis familiar. En fin, las reacciones al enterarse que el cónyuge se ha enredado sentimental y físicamente con una tercera persona, son muy variadas. Estudios recientes indican que aproximadamente el 60% de las personas casadas son infieles sexualmente a nivel físico, ya que a nivel mental o emocional el porcentaje se dispara a más del 95%. Tanto el adulterio a nivel físico es condenado por la Biblia, cuando Dios estableció en éxodo 20:14: «No cometerás adulterio»; como a nivel mental, cuando Cristo agregó en Mateo 5:28: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón». En el adulterio emocional no hay contacto físico, pero si hay una conexión emocional y una mala intención. El adulterio físico en cambio, rompe la alianza de ser una sola carne con el cónyuge y es un atentado contra la institución del matrimonio.

Le doy un consejo práctico: Muchas parejas superan una infidelidad cuando ambos dan lo mejor de su parte. El cónyuge ofensor se arrepiente, se aleja de la relación ilícita, determina abandonar su comportamiento infiel y trabaja para recuperar la confianza de su pareja. El cónyuge ofendido, perdona, busca la sanidad de sus heridas emocionales, tiene coraje interior y confianza en Dios para no dejarse arrastrar por sentimientos de venganza, rabia o resentimiento. Además, cuida su salud física y emocional, involucrándose en actividades recreativas y haciendo ejercicio. Lo mejor es que se conserve fiel a Dios y fiel a su cónyuge.

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